Es importante establecer límites claros y consistentes fortaleciendo el vínculo afectivo con nuestros hijos para sentirse seguros, comprendidos y escuchados expresando sus sentimientos libremente. Al mismo tiempo, tener una comunicación abierta sin sentirse juzgados teniendo la capacidad de formar su personalidad y carácter dentro de una relación familiar saludable.
Durante su desarrollo refuerza el vínculo priorizando el amor, la comunicación y el respeto creado desde la infancia, mostrando afecto ya sea con abrazos o palabras de elogio. Con ello fortalecerán la autoestima y confianza con la familia y amigos.
De lo contrario, tener conocimiento de ausencia de vínculos afectivos tiene como consecuencia una incomunicación entre padres e hijos, lo que genera desconfianza e inseguridades.
